jueves, 26 de abril de 2012

Pradera Frontera Puerto


La Banda Vaquería
Hernandarias, en 1611, ordenó el primer desembarco de vacunos en la isla del Vizcaíno y, en 1617 otros, en tierra firme, en la margen derecha del río San Salvador.
Desde el punto de desembarco, aquellos vacunos se dispersaron siguiendo el rumbo de las cuchillas.
De esta introducción de ganados sin hombres, resulta un hecho excepcional: en la fértil pradera los vacunos se reproducen libremente y acaban por incorporarse a la geografía, como un elemento natural, que se ofrece a semejanza de un fruto. La formación de estas “minas de carne y de cuero” condicionará a su vez , todo el proceso histórico, pero particularmente en sus inicios, porque aportó a la tierra baldía un incentivo económico determinante de la penetración del blanco en ella. De la tierra ignorada, “sin ningún provecho” de buscadores de oro y de plata, se pasó así a la codiciada “banda vaquería”.
Con la fundación de la “Nova Colonia do Sacramento” por los portugueses en 1680, concluyen “siete décadas de sosiego” en el sur de la Banda Oriental y comienza la “edad del cuero”. Fue a partir de entonces que se iniciaron las “vaquerías”, en una explotación desordenada de la riqueza pecuaria, con importantes consecuencias en el orden social. Tropeadas de animales en pie para repoblar las estancias del litoral y de Buenos Aires; matanzas indiscriminadas y brutales, por el célebre procedimiento de cortar con la “media luna” puesta en la punta de la lanza el tendón de la pata del animal, del lado opuesto al jinete, para evitar la rodada, que practicaron los “accioneros” o faeneros; todos complicados con el tráfico clandestino con los portugueses y desde 1716, con los navíos ingleses del Real Asiento de Negros.
En la Banda Oriental, poco demoraría Portugal en fundar, por intermedio de Manuel de Lobo. La Nova Colonia do Sacramento en la tercera semana de enero de 1680. esta avanzada sobre la cuenca del Plata tenía ara los portugueses una doble significación: como zona templada podía constituirse en granero y en la gran reserva de carnes y cueros de las opulentas zonas tropicales; y, geopolíticamente, abría, por el dominio del Plata y del Uruguay, las esenciales vías del acceso fluvial hacia el interior. Para España, era, una brecha de la máxima gravedad en el flanco más vulnerable de su imperio; y para Buenos Aires y Santa Fe, un tremendo rival en el aprovechamiento de las “vaquerías” de la Banda Oriental.
Con la fundación de Montevideo, como “Fuerte de San José”, en 1724, y luego como ciudad en 1726, España daba ejecución al viejo proyecto colonizador soñado por Hernandarias.
Pero Montevideo iría afirmando su desarrollo luego de erigida en cabeza de gobernación, en términos tales que habrían de transformarla en puerto de primerísima categoría en l Río de la Plata. En la medida que su importancia fue siendo reconocida por sucesivas disposiciones, a ella fue acudiendo la riqueza del territorio, principalmente los cueros; y en su exportación y en la importación de géneros y manufacturas diversas, y de esclavos, se consolidó el poderío económico y social de “la parte más alta y distinguida” de su vecindario. Los pobladores más activos y emprendedores, agraciados en la fundación de la ciudad, con “suertes de estancia”, enriquecieron con el intenso tráfico mercantil –legal y clandestino del contrabando – constituyendo un poderoso patriciado, que rápidamente asumiría el papel protagónico en los acontecimientos..
Reyes Abadie, W. Conquistadores y Colonizadores Enciclopedia Uruguaya Nº4 Montevideo 1968

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