miércoles, 11 de abril de 2012

El Plan Marshall


El Plan Marshall

El proyecto que se pondría en marcha en la primavera de 1948 fue dado a conocer por el general Marshall, secretario de Estado, en un discurso en la Universidad de Harvard. En su intervención expresaba la conveniencia de dar un salto cualitativo en la ayuda americana a Europa, no limitándose a la mera ayuda subsidiaria, sino tratando de recomponer la misma estructura económica y financiera de las naciones arruinadas (...)
El propósito del European Recovery Plan, nombre oficial del Marshall, no podía ser más ambicioso en sus pretensiones. Trataba de llegar al establecimiento de una economía europea “sana”, de manera que permitiera la vuelta a las condiciones políticas y sociales en las cuales “puedan existir instituciones libres”
La aplicación del Plan tendría, en efecto, notables consecuencias en la sociedad europea, una de las cuales fue la marginación de los partidos que aspiraban a un cambio revolucionario para solucionar los problemas económicos y sociales del continente.
De otro lado, el conjunto de medidas económicas y financieras que formaron parte del plan, constituyeron un momento excepcional en las relaciones históricas entre Europa y Estados Unidos. En él se mezclarían ideales altruistas, de los que se hizo partícipe al pueblo americano, con intereses políticos y grandes beneficios privados menos confesables. El deseo de ayudar a unas naciones destruidas y asoladas por la guerra y el hambre, corrió parejo con el intento de crear un clima social estable y próspero que sirviera de dique de contención a los movimientos comunistas.
La aportación europea
El Plan Marshall fue el catalizador financiero de la recuperación europea. Asimismo, estableció las bases de la relación de intercambios y consolidó el poderío americano en el plano económico al permitir seguir trabajando a la industria desarrollada durante los años de guerra.
Pero, además de esta aportación exterior, las economías europeas contaban con otros elementos imprescindibles para asegurar un rápido avance. El primero de ellos fue la relativa buena conservación de, la planta industrial anterior que además había fortalecido su capacidad productiva de forma espectacular para atender las necesidades bélicas. En el caso de Alemania y de su cuenca fabril, solamente de un 15 a un 20 por 100 había resultado con daños irreparables. Lo mismo sucedía en otros países como Francia o Italia. E incluso en Inglaterra, la conservación fue aún mejor (...) Además de esto, la existencia de nuevos inventos, innovaciones y aplicaciones productivas desarrolladas con éxito en los programas de fabricación, facilitaron el paso a un nuevo sistema industrial con mayor capacidad. Por otro lado, se renovaría el protagonismo tradicional de las clases empresariales que habían estado a la cabeza de la revolución industrial y se crearon iniciativas patronales de nuevo cuño movilizadas por el aliciente de la financiación americana y ante las perspectivas de beneficios que presentaba la reconstrucción.
Se dispuso también de abundancia de mano de obra. En algunos países, por la desmovilización y desmilitarización general. En otros, como sería el caso alemán occidental, por la incorporación de los inmigrantes forzosos y refugiados de otras naciones.
Con la confluencia de estos elementos favorables, los principales países de la Europa occidental pronto recuperaron el ritmo de producción, y aunque el viejo continente no pudo volver a presumir de ser el eje económico y financiero del planeta, ni de mantener el cetro de la primacía industrial, puede decirse que la mayoría de los estado realizaron progresos “milagrosos” en el orden material durante las décadas posteriores.
  1. ¿Qué propósitos perseguía el European Recovery Plan?
  2. ¿Qué significa la expresión “catalizador financiero de la recuperación europea”?
  3. ¿Cuáles fueron los factores que explican, según los autores, el “milagro económico de Europa”?

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