Berlín, un emblema de la Guerra Fría
El final de la Segunda Guerra Mundial había dejado una tarea pendiente: Alemania había sido dividida en tres zonas de ocupación, cada una de ellas a cargo de uno de los países vencedores. Más tarde se generó una cuarta zona, cuando Gran Bretaña y Estados Unidos cedieron a Francia parte de sus territorios. Berlín, la capital, había quedado en plena zona de ocupación soviética, pero en la Conferencia de Yalta se decidió aplicar dentro de la ciudad la misma distribución que en el conjunto del país. Eso significaba que, en el corazón de la Alemania controlada por los soviéticos, habría una parte de Berlín controlada por los estadounidenses y otra por los británicos (poco después, también por los franceses).
La división de Alemania fue vista inicialmente como una solución transitoria: en algún momento el país debería reunificarse bajo condiciones que fueran aceptables para todos. Pero las discrepancias entre los ocupantes y la llegada de la Guerra Fría hicieron que las cosas avanzaran en la dirección opuesta.
La Unión Soviética y Estados Unidos tenían visiones enfrentadas sobre el futuro del país. Los soviéticos, sensibilizados por una larga historia de agresiones desde suelo alemán, querían una Alemania desmilitarizada y sin industria pesada, básicamente dedicada a la actividad agrícola. Tal como se veían las cosas desde Moscú, solo una Alemania débil pondría a la Unión Soviética a salvo de amenazas. Para los estadounidenses, esa estrategia implicaba repetir los errores del Tratado de Versalles. Tal como se veían las cosas desde Washington, una Alemania próspera y políticamente estable era una condición necesaria para el desarrollo de Europa.
Para complicar aun más la situación, el territorio alemán quedaba en la frontera entre el mundo capitalista y el mundo socialista. Quien controlara ese país podía tener la llave de entrada al otro bloque. A medida que el clima de Guerra Fría se instalaba, la idea de que allí pudiera crearse un estado neutral se hacía menos viable.
Los ocupantes occidentales controlaban en conjunto la mayor parte del territorio alemán, en el que vivían unos 45 millones de personas. En el sector controlado por la Unión Soviética vivían algo menos de veinte millones. El 6 de marzo de 1948, en una reunión en Londres, los tres aliados occidentales declararon su voluntad de fusionar sus zonas y avanzar hacia la creación de un estado independiente. Como primer paso en esa dirección, acordaron incorporar las zonas occidentales al área de aplicación del Plan Marshall. La medida fue interpretada por las autoridades soviéticas como una amenaza para su seguridad.
Los meses siguientes fueron de tensión. La inflación aumentaba cada día y los aliados occidentales querían contenerla mediante una reforma de la moneda. Pero los soviéticos se oponían a la iniciativa y sostenían que, si no se llegaba a un acuerdo, la reforma no podía ser aplicada. En la Conferencia de Potsdam se había pactado una administración conjunta, y eso suponía que las políticas debían ser las mismas en todo el territorio alemán.
La posición soviética era sólida desde el punto de vista jurídico, pero injustificable en términos económicos. En un clima de creciente desconfianza, los aliados occidentales la interpretaron como una maniobra dirigida a obstaculizar la aplicación del Plan Marshall, que exigía la reforma de la moneda como condición para profundizar la ayuda económica.
El 20 de junio de 1948, los aliados occidentales decidieron aplicar la reforma en la zona de Alemania que estaba bajo su control, incluida la porción correspondiente de Berlín. La Unión Soviética denunció la decisión como una violación de los acuerdos de Potsdam, e inmediatamente bloqueó todas las entradas terrestres a Berlín Occidental. La ciudad quedó sin canales de abastecimiento (incluido el suministro de electricidad) y en una situación de debilidad militar: en el sector occidental había unos 6.500 soldados estadounidenses, británicos y franceses, mientras que en Berlín Este había 18 mil soldados soviéticos, respaldados por otros 300 mil estacionados en Alemania Oriental. La apuesta de Moscú era que Berlín Occidental, privada de suministros e incapaz de defenderse, cayera en sus manos en cuestión de días. Solo para alimentar a sus 2,5 millones de habitantes hacían falta dos mil toneladas diarias de alimentos.
Pero, lejos de entregar la parte occidental de la ciudad, los aliados organizaron un puente aéreo destinado a aprovisionarla. Durante diez meses (del 21 de junio de 1948 al 11 de mayo de 1949) cientos de aviones viajaron incansablemente hasta Berlín para llevar alimentos, combustible, maquinaria, material sanitario y todo lo necesario para su funcionamiento. En los viajes de vuelta se evacuaban enfermos que requirieran cuidados especiales. Se realizaron en total 277.804 vuelos en 324 días. Para recibir esa cantidad de aviones fue necesario construir nuevas pistas, lo que se logró con el trabajo voluntario de 30 mil berlineses. Los tres aeropuertos disponibles (Tegel, Gatow y Tempelhof) fueron el centro de una actividad febril. En un día de tráfico intenso, aterrizaba un avión por minuto. Llegaron a registrarse casi 1.400 vuelos en un solo día.
El puente aéreo se convirtió en un ejemplo de resistencia y heroísmo. La población berlinesa soportó la escasez con entereza y numerosos pilotos murieron en accidentes. Vistas las proporciones que tomaba la operación, los soviéticos amenazaron con derribar a los aviones que volaran sobre Alemania del Este. Pero enseguida comprendieron que un acto semejante hubiera afectado aun más su imagen internacional. El 11 de mayo de 1949, las autoridades de Moscú dieron la orden de suspender el bloqueo. A esa altura habían sido transportadas por aire más de 2,3 millones de toneladas, incluyendo 1,5 millones de toneladas de carbón. El costo económico había sido gigantesco, pero la ciudad no había caído. Los vuelos continuaron con menor intensidad hasta setiembre, para asegurar a Berlín Oeste un stock de suministros que le permitiera resistir episodios similares. Los soviéticos habían perdido la pulseada, pero algo más había ocurrido: Berlín se había convertido en un símbolo.
Imagina que eres un/a habitante de Berlín de esa época y debes explicarle la situación a un pariente tuyo en Blumenau (Colonia alemana en Brasil)
¿Porqué surge el conflicto?
¿Qué temores tiene la población?
¿Cuales son los intereses extranjeros?
Estados Unidos contaba en ese momento con el monopolio de las armas atómicas ¿Pudo usarlas?
¿Qué es lo más llamativo de esta situación?
¿Cómo se origina?
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